Proponen que cuidacoches cobren parte del tarifado, también deberían cumplir obligaciones

Una iniciativa presentada ante los ediles de Montevideo pretende regularizar el trabajo de los cuidadores de vehículos. El proyecto será analizado por la Junta Departamental.

Hace mucho tiempo, varios años, que la presencia de cuidacoches es un fenómeno social instalado en Uruguay y, particularmente, en Montevideo, lo cual genera un sinnúmero de problemas de convivencia cuya solución definitiva aún no se ha encontrado.

Hubo propuestas, alguna instrumentada, otros intentos de regularización, pero el problema sigue allí, como reconocen en la Intendencia de Montevideo y la Junta Departamental y reclama la Asociación de Cuidacoches del Uruguay (ACU).

“Pienso que necesitamos una respuesta y, sobre todo, una solución, algo que nos apoye, porque es imposible que sigamos viviendo de lo que nos dan, y a veces”, dijo la referente y fundadora de ACU, Gloria Rodríguez, en la sesión de la comisión de Legislación y Apelaciones del la Junta capitalina el pasado 29 de agosto. “Mientras, seguimos haciendo siempre la misma labor, porque cuidamos coches en invierno, en verano, cuando sea; pero hay gente que no reconoce lo que estamos haciendo”, reclamó.

Existe un protocolo que rige el trabajo de estas personas -y se refleja en aquellos cuidacoches que utilizan su chaleco anaranjado-, pero los controles y la fiscalización que debería hacer la Intendencia son insuficientes al entender de la ACU, y para perjuicio incluso de ellos mismos. Porque pululan -se calculan que son más de 1.000 en la capital- los cuidacoches “informales”, que producen disturbios en la vida pública y que, según denunció Rodríguez, nadie controla. “Hay un montón de problemas a diario, pero nadie se hace cargo. Por ejemplo, si bien a nosotros la Intendencia no nos deja cobrar, ellos cobran lo que quieren. Si a ellos se les ocurre, le piden a la gente 500 pesos, 1.000 pesos, y la amenazan. Incluso hay muchos que sé que andan con armas, se las muestran y la gente se asusta. Entonces, lo principal sería que alguien hiciera algo con esa gente”, dijo Rodríguez, según consta en la versión taquigráfica de esa sesión.

Este es el escenario a partir del cual, desde un proyecto presentado por el edil del Partido Nacional Fabián Bravetti, la Junta Departamental comenzará ahora a discutir la regularización de esta población.

La iniciativa propone obligaciones para ellos (ver recuadro) y, entre otras disposiciones, que los cuidacoches pasen a tener un ingreso fijo a partir de lo que la IMM recauda con las tarifas de estacionamiento. El mecanismo propuesto, de acuerdo al texto al que accedió El País, es a través de la firma de “cualquier tipo de convenio para la asignación de fondos provenientes de la recaudación por concepto de estacionamiento tarifado (…) siempre y cuando los cuidadores tengan un año o más de antigüedad en el registro especial de cuidadores de vehículos”

Sobre el tema de fondo -la regularización de una actividad con escaso control- en principio hay “acuerdo” entre las bancadas del órgano deliberativo departamental y entre la Intendencia de Montevideo y el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), que ha manifestado su interés de que prospere la regulación.

De hecho, a partir de conocer que Bravetti tenía pronta una iniciativa al respecto, la directora nacional de Protección Social del Mides, Fernanda Auersperg, solicitó una reunión a la IMM para intercambiar información sobre una población identificada como vulnerable en el censo que hizo la cartera este año, y para ya ir articulando acciones que permitan encontrar soluciones.

En la reunión, que se hizo el 5 de setiembre, se puso arriba de la mesa el dato “relevante” de que el 52,4% de los cuidacoches están en situación de calle y viven a la intemperie: es decir, rechazan pasar la noche en refugios del Mides. En diálogo con El País, Auersperg aseguró que en el encuentro que mantuvo con Mercedes Clara, directora de Desarrollo Social de la IMM, se compartió “la visión” de que es necesario tomar medidas, y quedaron en seguir intercambiando información.

Mientras tanto, Bravetti confía en que su proyecto será aprobado porque dijo que encontró “apertura” en la bancada del Frente Amplio.

Desde la oposición, sin embargo, se esperará a estudiar la propuesta. “Tenemos que consultar a la IMM, porque no podemos disponer a su antojo de sus ingresos”, dijo la edila Estela Pereyra, presidenta de la comisión de Legislación.

«Me lleva el instinto y he tenido varios robos»

En la delegación de la ACU que asistió a la Junta Departamental el pasado 29 de setiembre hubo otros representantes, además de Gloria Rodríguez, que tomaron la palabra para describir su realidad o contar algunas de sus vivencias. Así, entre otras cosas, uno de ellos informó que en los próximos días habrá un encuentro nacional de cuidacoches.

Otro hombre, llamado Gastón Silva, pidió para hablar para contar que ejerce esta tarea desde la pandemia, en 2020, cuando perdió su empleo. “A veces -contó-, socialmente nos catalogan como un mal necesario. Tengo amigos que andan por Europa, por todo el mundo, y el cuidacoches no existe. Pero es el Uruguay que nos toca vivir”.

Y entonces, tal como quedó registrado en la versión taquigráfica, confesó: “Sin querer queriendo, porque me lleva el instinto, he tenido varios robos en la Unión, y están las cámaras. Mi señora me dice: ‘Vos estás regalado, tenés tu familia, tenés tu nieta’. Pero es más fuerte que yo”.

Las nuevas reglas que deberían cumplirse

El proyecto de ley departamental que propuso el edil blanco Fabián Bravetti para regularizar a los cuidacoches implica una serie de obligaciones y derechos bien definidos para las personas que se dedican al cuidado de los vehículos estacionados

La primera condición, establecida en el artículo 24 del proyecto, es que quedaría prohibida la operación a todo cuidacoches que no estuviera inscripto en el Registro Especial de Cuidadores de Vehículos que crearía esta norma.

Pero quienes ejerzan la tarea, aun legalmente, tampoco podrían “ocupar veredas y espacios públicos con objetos y/o pertenencias que no sean para tomar asiento”; hacer uso de “silbatos u otros elementos sonoros”; ocupar espacios para estacionar a modo de “reservas”; lavar autos “durante el desarrollo de la actividad; tomar alcohol o drogarse; recurrir a “terceros” para que hagan su propio trabajo o transferir a otros su carnet habilitante; y hacer las veces de agente de tránsito.

De hecho, de incurrir en algunas de estas conductas el texto propone que se tipifique como falta (leve o grave, según el tipo), lo cual puede implicar desde la suspensión del trabajo hasta su inhabilitación.

Asimismo, este proyecto propone horarios determinados para ejercer la tarea, siempre de ocho horas, y penalizaciones como esta: si faltan más de cinco días en un período de dos semanas, sin la debida justificación ante la División Tránsito de la Intendencia de Montevideo, eso sería “motivo de revocación del permiso”.

Podría estar inscripto y habilitado para ejercer de cuidacoches cualquier persona mayor de 18 años, con cédula de identidad vigente y carnet de salud al día, y que cuente con una constancia de domicilio o de “pernocte en un centro Mides”.

Por otro lado, el proyecto define solamente dos tareas para este tipo de trabajadores: “I) Colaborar con los conductores en la ubicación del vehículo al momento de estacionar, siempre que sea en un lugar habilitado y cumpla con las normas legales establecidas. II) Mantener continua vigilancia de los vehículos y medios de transporte a su cuidado, con el fin de evitar daños y/o hurtos de los mismos”.

También se incluyen algunos derechos y beneficios. La iniciativa plantea que los cuidacoches contarían con “boleto gratis para el cumplimiento de sus funciones y “provisión de identificación e indumentaria con número identificatorio”.

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