Uruguayas rescatadas en Afganistán relataron el hecho
Maylín Tourn y Noemi Schur son las dos uruguayas que hacían trabajo humanitario en Afganistán y que fueron evacuadas el pasado martes de la ciudad de Kabul, tomada por los talibanes el domingo.
Ahora se encuentran en Alemania, hacia donde fueron evacuadas. Allí está la casa central de Shelter Now Internacional, la organización cristiana de la que son colaboradoras. Desde la ciudad de Frankfurt brindaron en la mañana de este viernes una conferencia de prensa en la que relataron los detalles de su salida del país.
Maylín vive en Afganistán desde el año 2008, pero desde el 2012 quedó a cargo de la organización como directora en el país. Noemi llegó el 4 de junio al país por primera vez en los 12 años que lleva trabajando como voluntaria para colaborar como consultora en un proyecto educativo.
Ambas coincidieron en que en las semanas previas se venía monitoreando la situación del país, con la ayuda de organismos dedicados a la seguridad. Por eso habían definido abandonar el país el 19 de agosto en un vuelo que las llevaría a Estambul (Turquía), pero el fin de semana las cosas se precipitaron muy rápido cuando el ejército talibán tomó Kabul. Debieron buscar alternativas para su salida, por lo que Maylín llamó al embajador uruguayo en Irán.
El 15 de agosto -que fue el domingo que los talibanes tomaron la capital afgana- pudieron ir a la oficina y pagar tres meses de adelanto a los trabajadores locales. «Con mucho dolor tuvimos que despedirnos de ellos», relató Maylín. Los últimos días en la ciudad las dedicaron prácticamente a dejar la mayor cantidad de recursos para los que no podrían salir del país. «Nos enfocamos un poco en nosotras peor tuvimos que enfocarnos mucho mas en nuestro locales y lo que ellos iban a vivir, porque nosotros sabíamos que de alguna manera u otra había forma de que nos sacaran», agregó.
El 17 les informaron que debían ir al aeropuerto, y que abandonarían el país en un avión militar alemán. Dos de los choferes de la organización se arriesgaron para llevarlas. Al llegar se encontraron con miles de afganos queriendo ingresar para abandonar el país, relataron. Las fuerzas internacionales permitieron que ellas pasaran y dentro fueron recibidas por el embajador alemán. Después de varias peripecias, que incluyeron una tormenta de arena, el avión pudo despegar con 126 personas hacia Uzbekistán. Allí un charter los esperó y los llevó hasta Frankfurt, donde permanecerán en el afán de ayudar desde allí a los locales con los que trabajaban.
Maylín incluso espera poder volver a Afganistán en algún momento, porque allí construyó su hogar. «Cada cual tiene un propósito en la vida, cada cual necesita encontrar un lugar, y yo encontré ahí mi lugar», dijo.
El día a día en Kabul
A las tres de la mañana te despiertan los cantos del primer rezo del día de los musulmanes, contaron. «Es que probablemente en los alrededores de tu casa tengas cinco mezquitas», por lo que es imposible que pase desapercibido. Cuando esta instancia termina, volvían a conciliar el sueño, pero por pocas horas porque a las seis de la mañana debían estar operativas para aprovechar la luz solar. Es que Kabul, aclara Maylín, es la única capital del mundo que no tiene electricidad todo el día. «Tenemos dos o tres horas», explicó.
El resto del día transcurría con normalidad, afirman, y siempre encontraban un rato para tomar mate. Al salir a la calle se deben respetar las tradiciones culturales, por lo que se visten «adecuadamente». El shayla, que es el pañuelo que se colocan alrededor de la cabeza, el vestido largo y los pantalones que cubran bien los tobillos, son infaltables. Tenían claro además que como son extranjeras no es bueno moverse solas, por lo que nunca lo hacían.
Contacto con los talibanes
Maylín tuvo trato con los talibanes en las épocas en que no dominaban el país, pero sí gobernaban algunas regiones. «Estando en la frontera cerca de Irán nos ubicaron (a la organización) para pedirnos si podíamos colaborar con un proyecto de agua potable», contó. Y sobre el momento del encuentro, relató: «Nunca es lindo ver una camioneta llena de talibanes, pensé que podía ser mi último día, pero todo salió bien».
Ser cristiano en Afganistán
Ambas afirmaron que eso jamás les generó inconvenientes y dijeron que incluso los locales cuando ven personas occidentales, asumen que son cristianas. «La única cosa que puede ponerte en riesgo es si hacés proselitismo», relataron.
Consideraron además que son mejor vistos los cristianos que las personas que no profesen ninguna religión y no creen en Dios.