Se cumplen hoy 50 años de la caída del avión que dio inicio al «Milagro de los Andes»

Frío, viento y baja visibilidad. Las condiciones estaban lejos de ser ideales para volar, pero aquel 13 de octubre de 1972, hace ya 50 años, el Fairchild FH-227 decidió partir igual con 45 personas a bordo. Minutos después se estrellaría en las montañas, a 4.000 metros de altura y comenzaría una gesta de supervivencia: el Milagro de los Andes.

El vuelo tenía destino Santiago de Chile y un error de cálculo hizo que el piloto pensara que estaba llegando a Curicó, por lo que inició maniobras para llegar al Aeropuerto de Pudahuel. Sin embargo la nave chocó contra una montaña, cortó ambas alas y parte de la cola. El fuselaje se deslizó por la montaña unos 725 metros antes de chocar contra el hielo y la nieve en un glaciar.

Varios de los integrantes del vuelo murieron en el acto, otros no resistieron la agonía previa al rescate y solo 16, con una fe inquebrantable y una voluntad de hierro lograron salvar su vida. Los 16 que lograron salir con vida de la cordillera permanecieron 72 días en el fuselaje del avión, con temperaturas de 30 grados bajo cero.

La historia, conocida como Milagro de Los Andes y que ha inspirado decenas de documentales, películas y libros, es hoy considerada por estos protagonistas como algo que afectó sus existencias de manera positiva. «No es una historia trágica. La veo al revés: somos afortunados. Es una historia maravillosa, espectacular. Una historia que además tiene vigencia, 50 años después», asegura Roy Harley.

Diez días después de aquel fatídico viernes 13 de octubre, a través de una radio que aún funcionaba, los sobrevivientes se enteraron de que la búsqueda del avión había sido suspendida. Los habían dado por muertos. Allí comenzó la odisea contra la adversidad. Estaban solos, rodeados de frío, de hambre, de muerte. Sin aferrarse a la vida y a la fe era imposible volver a abrazarse con sus seres más queridos y en ese contexto desolador nació un liderazgo único.

Tras semanas de preparación, el plan imposible se puso en marcha el 12 de diciembre y terminó con Fernando Parrado y Roberto Canessa, los dos voluntarios que culminaron los nueve días de travesía, topándose con el arriero Sergio Catalán en la remota localidad chilena de Los Maitenes. Los uruguayos fueron a buscar a los helicópteros, que luego los rescataron de la pesadilla.

El resto es historia conocida. Días largos en hospitales para recuperar los kilos perdidos, contención familiar para apoyar a los héroes uruguayos que sobrevivieron a la montaña y el asombro y reconocimiento de todo el planeta, que nunca pudo entender la magnitud de lo logrado por un grupo de jovencitos uruguayos que derrotó todos los pronósticos para aferrarse a la vida.

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