Inteligencia artificial: cómo usarla en el día a día y por qué deberíamos aprender a vincularnos con ella
Los argentinos Mariano Sigman y Santiago Bilinkis reflexionan sobre el tema en su libro Artificial. La nueva inteligencia y el contorno de lo humano.
Aunque recién se esté hablando, aunque nadie, salvo expertos, sepa demasiado sobre el tema, la inteligencia artificialtiene una historia, un recorrido. Todo empezó en 1938, cuando el Servicio de Inteligencia Británico compró una mansión conocida como Bletchley Park y recorrió las universidades más importantes de Reino Unido. Querían reunir a un grupo de científicos para que trabajaran en una misión: descifrar los códigos de la máquina Enigma con la que los alemanes encriptaban sus mensajes. El equipo estaba liderado por Alan Turing y Dillwyn Knox, a quienes se sumó Joan Clarke, una mujer muy hábil jugando al ajedrez y resolviendo crucigramas.
Con la Segunda Guerra Mundial avanzando, el equipo logró, en base a una investigación que venía haciendo Turing, crear una máquina de cálculo a la que denominaron Bombe. Con su ayuda, fue posible “determinar el contenido de los mensajes encriptados por Enigma”.
Los códigos de los alemanes, entonces, se descifraron gracias a la conjunción de factores humanos y tecnológicos.
“Bombe no hubiese pasado una prueba de inteligencia. Ejecutaba apenas un cálculo demandante y sofisticado para descifrar un enigma. Pero este esbozo de pensamiento humano depositado en un dispositivo electrónico mostraba ya algunos rasgos de lo que identificamos como inteligencia. Podía hacer operaciones y tomar decisiones que hasta ese momento solo realizaban personas ‘inteligentes’. El programa que ideó Turing (…) fue una versión muy rudimentaria de una inteligencia artificial (IA)”.
Con esa historia empieza el libro Artificial. La nueva inteligencia y el contorno de lo humano, escrito por Mariano Sigman, referente mundial en la neurociencia de las decisiones, en neurociencia y educación y en la neurociencia de la comunicación humana, y Santiago Bilinkis, divulgador, emprendedor y tecnólogo.
Hoy, que pasaron más de 80 años de ese invento, la inteligencia artificial es una realidad que avanza más rápido de lo que pensamos y de lo que, incluso, podemos pensar.
“Se viene el cambio tecnológico más importante de la historia de la humanidad. Aunque suena grandilocuente, estamos convencidos de que el cambio que va a generar la inteligencia artificial (IA) es todavía más grande del que generó en su momento Internet o la llegada del celular”, dice a El País Santiago Bilinkis. “La paradoja del momento actual es que si bien se está hablando sobre el tema y se convirtió en un tema de sobremesa, el 90 por ciento de la gente siente que no está preparada para lo que viene, y solo 20 por ciento de las personas usaron alguna vez las herramientas hoy disponibles de inteligencia artificial”.
Los datos salen de una investigación propia del autor argentino. Tal vez ese sea uno de los motivos por los que, cuando Santiago recibió la llamada de Mariano para trabajar en un libro sobre IA, un tema que llevaba investigado por lo menos durante los últimos quince años, no lo dudó.
“Estamos en un momento en el que viene un cambio enorme, la mayoría de las personas lo ven venir, no se sienten preparadas y hay alguna barrera que está haciendo que la gente no se anime a empezar a utilizar y aprovechar estas herramientas. El objetivo que nos pusimos con el libro, entonces, fue ayudar a las personas a entender el tema y a romper esta barrera de resistencia”, cuenta.
El libro será presentado en Montevideo mañana miércoles 18 de octubre en el World Trade Center. El evento ya tiene localidades agotadas.
En este libro, editado por Penguin Random House, los dos autores reflexionan sobre la importancia (y necesidad) de acercarse a la inteligencia artificial para aproximarse y abordar el futuro. ¿Para qué sirve? ¿Cómo puede ayudarnos en la vida de todos los días? ¿Cómo nos aproximamos a una “criatura” más inteligente que nosotros? ¿Qué peligros o consecuencias puede tener la inteligencia artificial para los seres humanos?
Una solución para cualquier problema
Imagine que tiene a su disposición a una “persona”, las 24 horas del día, los siete días de la semana, a la que puede preguntarle o pedirle lo que fuera. Imagine que esa “persona” nunca se cansa, nunca se agota, nunca se pone de mal humor.
Algo así, explica Bilinkis, tenemos ahora, con la inteligencia artificial, en nuestros celulares: “Una ‘persona’ brillante que sabe de muchísimos temas. La gente a veces no sabe qué preguntarle. Bueno, preguntale lo que le preguntarías a una amiga, lo que le preguntarías a un terapeuta, a un experto sobre cualquier tema que quieras si tuvieras la oportunidad de preguntarle lo que fuera”.
Se refiere a las inteligencias generadoras de lenguaje, como el ChatGPT. El autor explica que, a diferencias de las computadoras, por ejemplo, lo único que hay que saber hacer con estas inteligencias es conversar. Y que eso la convierte en algo accesible para cualquiera que quiera acercarse a ellas.
Aprender a vincularnos -a “convivir”, como mencionan en el libro- depende de nosotros. Hay que saber cómo y qué preguntarles para que nos den las respuestas que necesitamos. El primer paso, sin embargo, es animarse a utilizarlas.
“Las respuestas que hoy da son increíbles. Obviamente hay cosas en las que falla, está entrenada con datos hasta enero de 2022, a veces se equivoca, hay ciertas cosas en las que es más probable que se equivoque que en otras, y parte del aprendizaje es pensar en qué tipos de usos es más fácil que falle. Pero, hechas estas salvedades, prácticamente para cualquier cosa que hagas, hoy es una herramienta sumamente útil”, explica Bilinkis.
“La capacidad expresiva, los aciertos y los errores de una IA generativa no dependen solo de su estructura de cómputo, sino de cómo nos vinculamos con ella”, escriben los autores argentinos en el libro. “Y esta relación admite matices muy variados. A veces la ponemos inmediatamente en el lugar de un dios (…) Otras veces, nos irritamos cuando falla y otras veces celebramos sus errores, como si la falla de la máquina exaltase el valor de lo humano”.
Queremos que la máquina falle porque pensar en que hay algo más inteligente que nosotros puede resultar perturbador.
Sobre eso, Bilinkis dice: “Nunca fuimos la criatura más rápida, ni la más fuerte, pero sí hemos sido la especie más inteligente del planeta, y si perdemos ese cetro, hay algo que nos inquieta: cómo sería que hubiera algo más inteligente que nosotros. La verdad es que no lo sabemos a ciencia cierta. Naturalmente, entre especies animales, la más inteligente fija las reglas, impone su voluntad. De ese mismo modo, es ingenuo pensar que si hay una criatura más inteligente que nosotros, seamos nosotros quienes fijemos las reglas. Cómo nos relacionemos con esas superinteligencias, en buena medida, dependerá de qué quieran hacer ellas con respecto a nosotros”.