Richard Núñez: «es una gran pena lo que le pasa a Danubio»
Richard Núñez surgió de la cantera danubiana donde dio sus pasos iniciales en primera división, para dar el primer gran salto de su carrera al partir hacia Suiza, donde se convirtió en ídolo del Grasshopper. Atlético Madrid fue su destino posterior, para salir luego hacia México donde vistió las prestigiosas camisetas de Cruz Azul, Pachuca y América. A la vuelta al país jugó en Peñarol, Rampla Juniors, y vivió la oportunidad de la ansiada vuelta a Danubio. Lo último en fútbol once lo hizo en OFI, jugando para Higueritas de Nueva Palmira. El muy buen jugador que además fue seleccionado nacional, charló este miércoles a la mañana en «2 de Punta».
Danubio en la formación y el corazón, Peñarol con un pasaje y Rampla Juniors que le dio la chance de volver tras un prematuro retiro, son los clubes en el fútbol uruguayo del talentoso zurdo: «Me crié en Danubio y el sentido de pertenencia siempre lo tuve más allá de lo extra futbolístico, en estos momentos es cuando uno más tiene que estar y sentir algo. Este momento no es merecido para lo que fue el club durante años, hablamos en el grupo de Danubio senior del momento y nadie entiende cual es el motivo de todo esto, algo se estará haciendo mal. Es una gran pena, si las cosas pasan es por algo. Cuando se supo que no seguía en México, Danubio nunca me llamó, y me pareció fuera de lugar llamar para decir si había lugar para mí, nunca lo hice, ya aclaré ese tema con las personas que lo tenía que aclarar. Peñarol sí se contacto, fue una lastima con el plantel que teníamos no poder salir campeones . Me llamaron en el 2012 después de estar en Rampla Juniors, que me abrió las puertas cuando ya había dejado el fútbol. En el retorno a Danubio no se dieron las cosas como uno pensaba».
El salto a Europa se dio para jugar en Suiza, donde es ídolo y aún lo recuerdan con cariño: «Grasshopper fue una experiencia hermosa, cuando me dijeron de ir para ese fútbol hace veinte años no tenía ni idea de la Liga. Fui a practicar una mañana a Danubio y me avisaron que a la tarde tenía que viajar, yo no sabía, eran otros tiempos. Desde Suiza ponía moneditas en la cabina y llamaba al teléfono fijo en la casa de mi familia en Montevideo, después me compré la computadora y hablaba por msn. Hasta hoy me llaman y me recuerdan, por ejemplo un clásico que ganamos 6 a 5 por Copa Suiza, hice el sexto en el alargue y hasta un bar tiene ese nombre. Me demuestran mucho cariño después de tanto tiempo y lo tengo que valorar. Lastima esta en la B hace un par de temporadas».
España en un gigante de Madrid, México con tres clubes de primer nivel, fueron las restantes experiencias internacionales: «En el año en Atlético de Madrid aproveché todo dentro del club, fue una temporada sola pero trate de aprender todo lo que más pude en todo sentido. En Suiza le querían bajar el sueldo a todo el plantel menos a mí, yo no lo acepté y me dieron la chance de irme. Se habían interesado Cagliari, Valencia, Bayern Munich y algunos otros. El fútbol mexicano me encantó, la alegría que le da el público, le dan un toque diferente. El cariño de la gente al jugador lo vi en pocos lados, viven la vida de otra manera y con alegría, más allá de un resultado saben que la vida continúa. El fútbol era una locura, jugás en lugares con altura, un ritmo impresionante que no le envidiaba nada a ligas europeas. Hoy me consultan desde México por jugadores uruguayos».
Vistió la casaca celeste en época de Juan Ramón Carrasco, y había que corre: «El sueño de todo jugador es vestir la celeste y cantar el himno, por suerte lo pude lograr. Cuando te pasa eso sabes que es la celeste y no hay nada más importante. Jugaba muy bien la selección de Carrasco, había que correr un poco o era imposible. Tengo esa camiseta de cordones en el cuello en un cuadro como todas las camisetas de los clubes donde jugué»