«Voy a extrañar el vestuario y el día a día»
Damián Macaluso surgió de la cantera de Central Español, club con el que debutó en primera división, y uno de las instituciones uruguayas que defendió junto a Racing, Bella Vista, Liverpool, Juventud de las Piedras, el recordado pasaje por Peñarol y los últimos años en Wanderers. Además vivió en varios países como Italia (Sampdoria, Catania, Venezia y Sambenedettese), Guatemala (Cobian Imperial), Francia (Nancy), México (Veracruz) y Argentina (Gimnasia de La Plata). Habiendo anunciado su retiro días atrás, charló en la mañana de Otra Cabeza con 2 de Punta.
Damián se refirió a sus inicios, y la posibilidad de defender la celeste en juveniles: «Divino momento con Uruguay en Sub 17 y Sub 20, tengo las camisetas en casa, la 5 en sub 17 y la 13 en Sub 20 del Mundial de Nigeria en 1999. Una generación muy linda que tenemos contacto hasta hoy en un grupo de whatsapp. De niño pasaba jugando a la pelota en la calle con los amigos, fueron momentos espectaculares, en el barrio era 9 por el físico. Ya en el baby fútbol fui defensa, le pegaba fuerte a la pelota, un señor me vio y me llevó a La Rinconada. Fui a la escuelita del profe Santos y después a Central Español, nunca me imaginé la carrera que hice, se fue dando. Voy a extrañar el vestuario y el día a día, ahora mi vestuario será el del cuerpo técnico».
Muchos de sus años de carrera profesional se dieron en el exterior: «Por los rivales y el nivel fue en Nancy de Francia mi mejor momento, fueron cuatro años muy buenos, tenía la chance de seguir un par de años mas pero salió una chance de México. Tenía que marcar a jugadores muy buenos de experiencia y otros que estaban arrancando. El fútbol Mexicano era muy particular, precioso, con poco juego en el medio, eran delanteros contra defensas permanentemente, fue linda experiencia y pelea con Europa desde lo económico. Me encantó en Italia vivir en Catania, gente sencilla y una ciudad espectacular contra el mar Mediterráneo, típica del sur y muy parecido a lo nuestro. Jugué y viví en muchos lugares pero me encanta Uruguay, hace poco fuimos a Bolivia y vimos cosas feas en la calle, ahí valoras lo nuestro».
Peñarol fue un mojón importante en su carrera, y pretende que lo vuelva a ser: «No te voy a mentir, nos encantaría trabajar en Peñarol, lo soñamos, ahora estamos pensando en prepararnos, tener un Club para mostrar lo que tenemos para dar y comenzar nuestro camino. Llegué a Peñarol con 32 años y a mi en la calle al principio no me conocía nadie. Estaba en Gimnasia de La Plata con Pedro Troglio como director técnico y me llamó Sergio Cabrera que era el ayudante del Polilla para venir, le dije que era un sueño en mi carrera y casi que cruce nadando el Río de La Plata. Fueron tres años intensos, bien vividos. Tengo nueve rojas en veinticuatro años de carrera, el cartel o la chapa de pegar es más que lo real, sí muchas amarillas que llaman la atención y pierna fuerte pero leal, alguna vez se escapó algo más sin querer».
Parte de la charla giró en torno al retiro, y lo que se viene: «Cuando estás jugando no querés hablar mucho con compañeros del retiro, disfrutaba cada día el entrenar y jugar, estaba bien físicamente. Siempre intenté estar de buen humor en el vestuario y hacer algún comentario que cause gracia. La idea de esto es disfrutar de nuestra pasión más allá del resultado. La llamada del Tony aceleró un poquito el tiempo de tomar la decisión, si no era en este torneo, sería sólo un poco más. Estando en Peñarol varios hicimos el curso de gerencia deportiva y estando en Juventud de Las Piedras hice el de entrenador. En los últimos tiempos fui observando que no haría yo como entrenador, tener memoria de que cosas no me gustaban que me hagan a mi como jugador. Traté de aprender de todos, me marcó Adán Machado en Central Español con una generación muy buena, fue muy importante para mí».