Uruguay participa de la semana mundial del glaucoma

Se celebra la Semana Mundial del Glaucoma, patología que es la segunda causa de ceguera a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud. Explica la Opt. Magalí Quinteros que en el mundo 6 de cada 100 personas padecen glaucoma. Y no todos los que lo padecen lo saben, por eso lo llaman «el ladrón silencioso de la visión». La buena noticia es que su detección temprana por el profesional oftalmólogo puede evitar la progresión mediante tratamiento quirúrgico y/o farmacológico.

Esta enfermedad abarca un conjunto de procesos que devienen en una neuropatía óptica: es una enfermedad en la que se produce daño progresivo en el nervio óptico, por la cual se va perdiendo irreversiblemente la capacidad de visión hasta llegar a la ceguera total si no se trata a tiempo. El nervio óptico es el encargado de recoger la información visual y de llevarla hacia el cerebro. Si imaginamos al nervio óptico como un cable coaxial, que está compuesto por múltiples filamentos de cobre que poco a poco se van cortando, entonces la información transmitida va siendo cada vez más deficiente.

Uno de los factores de riesgo para el glaucoma es la presión intraocular elevada , pero no es necesaria para que exista la enfermedad. La presión intraocular normal varía entre 11 y 21 mmHg; sin embargo, algunas personas pueden desarrollar lesión del nervio óptico con una presión intraocular normal (glaucoma de tensión normal o baja) y, por otro lado, hay muchas personas con presiones mayores de 21 mmHg sin lesiones en el nervio óptico y se dice que tienen hipertensión ocular.

En condiciones normales, dentro del ojo se produce un líquido, el humor acuoso, cuya función principal es nutrir y oxigenar las estructuras del globo ocular que no tienen aporte sanguíneo, como la córnea y el cristalino. Este sistema se ubica en el ángulo de la cámara anterior del ojo y, en condiciones normales, se encarga de drenar el 90% del humor acuoso a través de una ruta que recorre la malla trabecular, canal de Schlemm, canales intraesclerales y las venas epiesclerales y conjuntivales. Este líquido fluye y se drena a medida que se produce, así cumple su función principal. Pero cuando el drenaje no es el correcto -cuando la velocidad de producción es mayor a la de drenaje-, en la cámara anterior del ojo se produce un aumento de presión, que se transmite a la cámara posterior -el humor vítreo-, lo que produce una disminución del flujo sanguíneo retiniano.

Es esta mala irrigación arterial de la papila óptica lo se traduce luego en una degeneración progresiva de las fibras del nervio óptico y, a continuación, en ceguera progresiva toda vez que estas fibras, que no se regeneran, dejan de cumplir su función.

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