«En Uruguay salen jugadores por talento y hambre»
Fue un lujo para Otra Cabeza a través de su programa 2 de Punta la charla este jueves a la mañana junto a Gerardo Alcoba, zaguero central actualmente en Wanderers, club en el que hizo su debut profesional tras surgir desde el interior en Ituzaingó de Punta del Este. Su carrera en el exterior lo llevó a Argentina donde jugó para Colón y Tigre, a Ecuador en Liga de Quito, y a México en Pumas y Santos Laguna. En Uruguay además de defender los colores de la entidad del Prado jugó en Peñarol.
El comienzo de la charla tuvo como eje el retorno al bohemio, y su relación con los jóvenes: «Bajar la escalera en el Viera me trajo un montón de recuerdos, Wanderers es familiar, ahí jugó mi hermano y yo hice desde inferiores, mi idea siempre fue volver en buenas condiciones para devolverle algo de todo lo que me dio. Siempre los jóvenes fueron mi debilidad, los disfruto y los apoyo. No doy consejos porque para eso están los padres pero si los ayudo y no los peleo. Me pone feliz ver a jóvenes que fueron compañeros y llegaron lejos. Miro a los jóvenes y es como verme a mí cuando tenía esa edad y tenía sueños. Los chicos necesitan un abrazo, un beso, que les preguntes cómo están y no tanta presión. La satisfacción más grande que puedo sentir es que me escriban un mensaje cuando se van al exterior, esas cosas me emocionan mucho más que un campeonato».
El juego cambió en los años en los que estuvo en el el exterior, pero otros aspectos relevantes en el profesionalismo no: «El fútbol cambió y evolucionó aunque nosotros siempre somos los últimos en todas las materias en lograrlo por una cuestión geográfica, de población y económica. El fútbol es nuestro deporte madre pero nos cuesta mejorar en todo. En catorce años cambiaron dos sillas y una ducha, estamos muy lejos, nuestro fútbol es casi profesional. Me alarma volver a una cancha y vestuario que esté igual que hace quince años. Los jugadores no cobran, sigue igual. Se juega diferente, antes el defensor no podía arriesgar, si salías jugando te puteaban todo, ahora somos el primer pase, disfruto más este fútbol que el anterior. Acá salen jugadores por talento y hambre, no podés ir a jugar a la cancha de Cerro Largo que es impresentable para primera división o definir un torneo en el Troccoli».
Otro espacio de reflexión sobre la experiencia personal, los jóvenes y el porqué de la enorme cantidad de jugadores que surgen en el país: «Siempre digo que la mayoría de los gurises que juegan los fines de semana en Uruguay pueden jugar en cualquier liga, después ves por la edad para donde van pero todos pueden jugar. Es una cuna de ganadores Uruguay, cuando jugás al baby llegas a tu casa y tu padre te pregunta cómo salieron, no te pregunta si jugaste bien o como estaba la cancha, así nos criaron. Los jugadores nos encontramos en un momento con una popularidad que nunca imaginamos y no es fácil, es muy difícil no equivocarte. Cuando fui a Peñarol me creía Superman, vas a un lugar y no pagas, salís y todas te dicen que sos lindo y me mareé. Hoy les digo a los jóvenes que no hagan las cagadas que uno hizo, todo es más grande con las redes sociales que antes no había. Me confundí y pagué, después me hice muy profesional y a los seis años me compraron de México».
Una frase para cada club en el que estuvo, desde OFI a AUF, y el combinado celeste: «En Santa Fe están mal de la cabeza, los clásicos se viven con una intensidad pesada, no es lindo para el jugador vivir ahí. Es duro, casi que era de casa a la práctica y de la práctica a casa, es bravo, la barra es jodida. En Ecuador comparando estaba en Disney. En México lo peor que te podían decir es échale ganas, no pasa nada en las tribunas y están todos mezclados, están en un cumpleaños durante el partido. En Tigre en Argentina son bravos de verdad pero ahí nos fue bien. Cuando fui a la gira con la Selección de Tabárez en el 2008 no lo podía creer, me tocó en la habitación con Forlan, no sabía ni que hacer. De chico debuté en la primera de Ituzaingó de Maldonado y jugué en la selección Sub 18 de Maldonado».