Clásico sin visitantes: ¿Cómo llegamos hasta esto?
Finalmente el Estadio Campeón del Siglo, con entradas agotadas, será ocupado exclusivamente por hinchas el conjunto mirasol este sábado en el clásico y esto demuestra lo que ha sido esta involución en el comportamiento de las hinchadas hasta llegar a este momento sin visitantes.
Los clásicos eran en la época amateur, en la de blanco y negro o en la de color, con 50, 60 y hasta 70.000 personas en las tribunas, que eran compartidas entre los barras de ambos equipos.
El fervor, el fanatismo, la copia a otros países y la realidad social, lentamente deteriorada, llevó a que los incidentes fueran cada vez más normales y violentos entre hinchas y la Policía, que en aquellos tiempos estaba dentro de los estadios.
La final del año 1986 jugada en enero del 1987 fue el primer partido con separación de hinchadas en la tribuna Ámsterdam producto de incidentes que tuvieron lugar durante un clásico amistoso en diciembre del año anterior.
Desde ese partido los hinchas locales comenzaron a ir a la Ámsterdam y los visitantes a la Colombes, mientras que en el resto de las tribunas los simpatizantes de cada equipo seguían mezclados hasta que ocurrió lo mismo.
El fanatismo violento volvió a ganar haciendo perder al resto.
Año 2010, semifinal clásica con incidentes en la llamada «tribuna de la familia»: la Olímpica también estaba infectada de violentos.
Tres días más tarde, cuando se jugó la primera final, apareció el pulmón. El público dejó claro su descontento con los incidentes y con esa solución y la tribuna, prácticamente vacía, lo decía todo.
Un par de años atrás, el intento por frenar la cada vez más común violencia en los estadios llevó a las autoridades a definir que la tribuna Ámsterdam fuera para Peñarol y la Colombes para los hinchas de Nacional, pero no fue solución para parar a las barras bravas dentro de los estadios.
El último intento para parar el caos fue dar la tribuna Olímpica para uso exclusivo de los locales, otra medida antipática que no fue bien recibida.
Hoy, en esta involución social que muestra el no saber comportarse en una cancha de fútbol, se dio un paso del que difícilmente se pueda volver: sin visitantes
