Nuevos tratamientos, brecha en el acceso y retos para combatir el cáncer, una enfermedad que avanza
El Observatorio Global del Cáncer marcó que en 2025 la suba de casos y mortalidad por la enfermedad aumentarían un 15% en América Latina y el Caribe. En Uruguay, el cáncer es la segunda causa de muerte en el país.
La evolución del cáncer a nivel mundial en los próximos años resulta poco auspiciosa. El Observatorio Global del Cáncer (Globocan), de la Organización Mundial de la Salud (OMS), estimó hace tres años que aproximadamente uno de cada cinco personas recibirá un diagnóstico de cáncer a lo largo de la vida.
Globocan 2020, la última muestra representativa mundial de la situación del cáncer, marcó que en 2025 la suba de casos y mortalidad por la enfermedad aumentarían un 15% en América Latina y el Caribe. Pero hacia 2040, la proyección máxima que alcanzó el estudio, el panorama es aún más desalentador.
Los nuevos casos en la región pasarían de casi un 1,5 millones a 2,4 millones en 2040. Esto es un 66% de incremento. Mientras que los fallecimientos saltarían de unos 713.000 en 2020 a 1,2 millones en 2040. Es decir, un 77% más.
El cáncer es la segunda causa de muerte en Uruguay, después de las enfermedades cardiovasculares. Más de 8.000 personas mueren al año por esta causa. Se prevé que sean 9.140 en 2025 y 11.300 para 2040. Los casos nuevos, que suman unos 16.000 anuales, serían 16.700 en 2025 y 20.000 en 2040.
Las estimaciones de Globocan están sujetas a cambios, tanto por los casos que no fueron diagnosticados por el impacto de la pandemia, como por los nuevos tratamientos médicos que han demostrado aumentar la calidad de vida de algunos pacientes.
Este miércoles y jueves se llevó adelante en Ciudad de Panamá el Seminario de Oncología para periodistas de Latinoamérica, organizado por Pfizer, al que asistió El País, que reunió a jerarcas del laboratorio y una decena de expertos internacionales sobre el cáncer de pulmón, de próstata, colorrectal, melanoma, mieloma múltiple; así como a referentes de asociaciones de pacientes.
Respecto al incremento que se prevé del cáncer para los próximos años, indicaron que las proyecciones responden al aumento poblacional y de esperanza de vida. A su vez, ante un problema en el diagnóstico en la región, si no se revierte seguirían creciendo los casos.
El brasileño Roberto Uehara, vicepresidente de Asuntos Médicos para Mercados Emergentes de Pfizer Oncología, destacó en linea con la campaña del laboratorio que “cada minuto cuenta”, que mientras hasta hace poco el desarrollo de fármacos en oncología llevaba una década, con el escenario en vista esto ya “no es aceptable”.
Este laboratorio, al igual que otros, trabaja en la “nueva generación” de medicamentos contra el cáncer. Una de los nuevos tratamientos refiere a la inmunoterapia. Este desarrollo ocurrió tras detectar que el sistema inmune queda “silenciado” por un tumor y lo que se busca es reactivar el mecanismo de defensa del cuerpo para que combata al cáncer.
Esta técnica bloquea al tumor y estimula los linfocitos T, células del sistema inmunitario, que luego lo atacan. El argentino Alberto Suárez, del Portafolio de Oncología para Pfizer en América Latina, puso como ejemplo el impacto en el cáncer de pulmón.
Mientras que años atrás el promedio de vida tras el diagnóstico era “hasta un año”, hoy con la inmunoterapia los pacientes tienen una esperanza de vida de “cuatro, cinco y más años”, remarcó.
“El sistema inmune es el guardián de todo lo que pasa en nuestro organismo y es el que en algún momento baja la guardia y deja que una célula tumoral se escape, lo que da lugar a una enfermedad”, explicó Rosario García Campelo, directora médica del Departamento de Oncología Médica en el Hospital Universitario A Coruña.
“En vez de pensar en la célula tumoral, que era lo que hacíamos hasta ahora, lo que pensamos es en la células del sistema inmune y hemos empezado a actuar sobre las células claves”, remarcó sobre esta técnica que “cambió las reglas del juego”.
La inmunoterapia o inmunoncología está dentro del paraguas de lo que se denomina Medicina de Precisión. Actualmente se analiza una biopsia que establezca qué “mutaciones” tiene el paciente con determinado cáncer. Luego se busca un biomarcador, que “es una droga que bloquea determinada mutación”.
Otro enfoque está relacionado con la interrupción del ciclo de las células cancerosas para evitar su propagación, y por otro lado cómo superar la resistencia a los medicamentos que presenta el tumor luego de un tiempo, en algunos casos.
Vinculado con el último punto, García Campelo remarcó: “El cáncer es una enfermedad caprichosa, le pones una presión, un tratamiento específico, y las células buscan su escape; a veces tardan más o menos”. Tras plantear que es uno de los “grandes problemas” con que se enfrentan actualmente, lo que se busca es “anticiparse” a estos mecanismos. La apuesta es a la biopsia líquida que permite ver cómo se comporta el tumor en “tiempo real”, lo que permitiría detectar, entre otros puntos, mecanismos de resistencia.
Los exponentes coincidieron que si bien en varios ca- sos no se lograr curar el cáncer, lo que permiten estos medi-camentos de alto costo es aumentar la sobrevida de los pacientes. “Si el tumor es en estadío temprano y se da tratamiento correcto, sea quirúrgico, radioterapia o inmunoterapia, el paciente puede curarse. En un estadío avanzado, lo que podemos hacer desde la medicina es prolongar la sobrevida”, remarcó Suárez.
Pese a las nuevas tecnologías, existe una brecha en el acceso en los países emergentes, con sus diferencias, respecto a los países desarrollados. Uehara indicó que en estos últimos países hay 106 oncólogos por millón de habitantes, frente a 15 en los países emergentes.
Otro aspecto es que hay menos pacientes con cáncer tratados por cada 100.000 habitantes: unos 320 en los países con más necesidades versus 1.430 en los desarrollados. La misma diferencia también se observa en el PIB invertido en salud: 6,4% frente a 13,3%.
En los países emergentes el porcentaje de gasto de bolsillo en oncología llega al 43% versus 14% en los países con mejores condiciones. También hay un retraso en la disponibilidad de medicamentos de 1,5 años. Todo esto repercute en menores tasas de supervivencia en pacientes con cáncer.