69% de los uruguayos está en contra de aumentar edad mínima de jubilación a 65 años

Hace tiempo que se está discutiendo la urgencia de reformar el sistema de jubilaciones, porque en un país cada vez más envejecido los aportes que se realizan no alcanzan para pagar las jubilaciones. Una de las reformas que se plantean es la de aumentar la edad mínima de jubilación a 65 años. La desfinanciación del sistema jubilatorio no afecta solo a Uruguay, y en otros países también se está evaluando aumentar –o ya se ha aumentado—la edad de jubilación

La opinión mayoritaria de la población no es favorable a aumentar la edad mínima de jubilación a 65 años. Sólo el 26% está de acuerdo y el 69% en desacuerdo. Es un tema en que casi todos tienen una opinión a favor o en contra, y apenas el 5% tiene una opinión neutra.

Son un poco más favorables a subir la edad de jubilación los montevideanos que la gente del interior, aunque en los dos casos son una minoría pequeña. La edad marca más diferencias: muy pocos menores de 30 están a favor de aumentar la edad de jubilación, probablemente porque 60 años les parece tan lejano. De los grupos analizados, los jóvenes son los más opuestos a subir la edad de jubilación.

Por el contrario, entre los mayores de 60 el 42% está a favor de aumentar la edad de jubilación –porque para la enorme mayoría, eso no les afecta, porque ya están jubilados. Entre las personas con más educación formal, algo más de un tercio estaría a favor, y los más en contra son las personas con nivel educativo medio.

También pesan en las posiciones otros factores. Las posiciones políticas influyen, como sucede habitualmente: los votantes de la coalición de gobierno están un poco menos en contra que los votantes de la oposición. Así como los mayores están más a favor de subir la edad de jubilación, también están más a favor los jubilados que los que aún no se jubilaron. Pero lo que más influye en las opiniones son los ingresos: en el único grupo de los estudiados donde una leve mayoría está a favor de aumentar la edad es en el de las personas que viven en hogares de ingresos altos.

En resumen: la opinión pública aquí, como sucede en otros países, no es favorable a que “se cambien las reglas de juego” y se aumente la edad mínima jubilatoria. Quienes están más en contra son los que están más lejos de llegar a esa etapa de la vida, los más jóvenes. El gobierno enfrenta una situación difícil, y hasta ahora no ha podido convencer a la mayoría de la población de que una de las medidas necesarias sería postergar el momento de retiro.

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