Un hogar para familiares de niños internados en el Hospital Pereira Rosell
Hace casi un mes que nació Ibrahin Garrel y sus padres, que son de Durazno, tuvieron que llevarlo de urgencia al Centro Hospitalario Pereira Rossell en Montevideo porque fue prematuro y pesaba solamente 700 gramos. “Ahora pesa 940”, contó su papá, muy contento. Él se está quedando en la Casa Ronald McDonald que se encuentra dentro del hospital, donde le dan un hogar a las familias que están al cuidado de un niño o niña internado.
“Si no fuera por la casa, estaría durmiendo en la sala de espera, no queda otra”, afirmó el papá.
El hogar:
En la casa reciben en su mayoría a familias de niños y niñas que están en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCIN) del Hospital Pediátrico, pero también a las de chicos y chicas que están en la Unidad de Quemados y Cirugía Reparadora (UNIQUER) y en la Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos. A su vez, al igual que al papá de Ibrahin, alojan a padres de bebés que están en cuidados intensivos o intermedios del Hospital de la Mujer, mientras que las madres se quedan en un hogar de la Fundación Caldeyro Barcia.
“Si nos quedan cupos alojamos a cualquier familia que se encuentre con su niño internado en los diferentes servicios del Hospital Pediátrico”, señaló Marcela Girardelli, coordinadora de la Casa Ronald y de la Sala Familiar Educativa, otro proyecto de la Asociación Casa Ronald McDonald.
Los voluntarios:
Hace cinco años que Beatriz es voluntaria en la Casa Ronald. “Acá le hacés un bien a ese papá o esa mamá que tiene a su niño internado, pero también te lo hacés a ti, porque cuando ayudás sentís mucha satisfacción”, aseguró.
Trabajaba en la salud, en la parte de administración, y cuando se jubiló se postuló para el voluntariado. “Aprendés a querer la casa y a preocuparte de que no falte nada para que cuando la familia venga tenga todo que necesite y se sienta como en casa”, expresó.
Proyectos paralelos de la Asociación Casa Ronald McDonald:
Al mismo tiempo que el padre de Ibrahin estaba en la Casa Ronald, dos niñas dibujaban en la Sala Educativa Familiar que la asociación abrió en junio de 2021. Allí, niños y niñas que están internados pueden pasar el día “sin estar en un ambiente tan hospitalario, con un componente de distensión y otro de educación”, señaló Álvaro Galiana, director del Hospital Pediátrico del Centro Pereira Rossell. La sala funciona de 9 a 18 hrs. y cuenta con libros, materiales de arte y juegos. Se hacen cinco talleres por día que pueden ser de cocina, plástica o yoga, entre otros.
Una de las niñas que estaba pintando se llama Romina y tiene 11 años. Estaba desde hace más de tres meses en el hospital, pero al día siguiente le darían el alta y esa tarde organizarían una merienda compartida en la sala como despedida. “Los seres humanos no somos solo un hígado o un pulmón aparte y la posibilidad de estar en un lugar más tranquilo es algo que sin duda tiene beneficios en los aspectos médicos y favorece la buena evolución médica”, sostuvo Galiana.
Fuente: El País